Por qué escribo?

Porque tengo mucho tiempo, porque tengo un teclado que se deja, porque tengo Internet, porque tengo una cuenta Gmail, porque tengo una memoria infinita en Blogger y muy finita en mi cabeza, porque no tengo que mandar correo a la sección carta de lectores de un diario, en fin, porque en un blog escribe cualquiera y es gratis.


El exilio de Julio Cotázar
Hace más de un siglo, cuando mi abuelo salió de su casa y cerró la puerta, dejó la llave puesta para que alguién la abriera, pero nadie se atrevió, quedando así atascado y herrumbrado por siempre todo su pasado. Desde ese día comenzó a vivir el presente con un futuro que solo era posible en un Vapor hacia América. Esa llave que nunca se tocó, le significó no ver más a sus amigos y familia que habían decidido pelearle al hambre que le dejó el frío hierro de una guerra que no terminó con el último disparo.
Hace más de un siglo, el Atlántico era más ancho que 30 días, aún así, cuando pienso en el ahora, y la historia se repite pero en sentido contrario, la gente que se ve forzada al exilio que conlleva al desarraigo, encuentro en esta situación un dolor en el corazón que solo el tiempo puede atenuar desde el acostumbramiento al nuevo sitio.
Puntualizando el caso de mi país, los que vivimos el desarraigo en forma voluntaria, a la vez es forzada por el  poder que nos obliga pintándonos un futuro completamente negro y llano. Solo se ve la luz para volver a la oscuridad creando una periodo cíclico que funciona tan a la perfección como el día y la noche. Esta incertidumbre de la inestabilidad, nos crea un escepticismo, que en mi juventud  generó ideas tan radicales como convertirme en mercenario de la paz y pelear hasta la muerte por mis derechos, pero estas ideas solo las ejercía desde el pensamiento, porque en la acción, solo atiné a convivir cobardemente con el poder corrupto y la injusticia como algo normal, hasta no poder más y huir sin luchar hacia horizontes donde el día se hiciera eterno.
Lamentablemente en mi país, el día eterno es para muy pocos, luego hay una banda ancha que navega dando bandasos entre el día y la noche y por ultimo, un inmenso umbral que solo sabe vivir la noche, y que desde su sitio, no cabe la oportunidad de salir, ya que los tienen arrinconados en el analfabetismo y el engaño. 
Hoy, entre los que nos fuimos y los que se quedaron, está siempre el mismo océano que nos divide, aunque la tecnología ayude y abra sus aguas, el sufrimiento a veces te hace pensar si vale la pena sobrellevarlo, ya sea por ver a tus padres  una vez al año, y cada vez que sucede, ver en sus ojos, que cercana esta la nostalgia, tanto el día de la bienvenida como el de la despedida,  o ver como tus hermanos y amigos corren por la vida con sus hijos a una velocidad exponencial, o ver en el club donde te criaste y siendo un extraño del lugar como ahora juegan otros chicos, y sentir que hay algo que se te atraganta, algo que no sabes que es, tal vez porque ese sentimiento  todavía no figura en ningún diccionario.
Espero que esto, algun dia se termine, y los de acá solo crucen para ir al Caribe o a las Cataratas del Iguazú y los de allá para ver El Partenón o el Louvre.
El tema es muy largo y para terminar, copio y pego una frase de alguien que puede encerrar en  pocas palabras elocuentes, un complejo viaje en el tiempo y el espacio.
"El exilio es la cesación del contacto con un follaje y de una raigambre con el aire y la tierra connaturales; es como el brusco final de un amor, es como una muerte inconcebiblemente horrible porque es una muerte que se sigue viviendo conscientemente."
Julio Cortázar

Mallorca, La Tierra Prometida
Cuando vine a Mallorca, hace más de 10 años, me dijeron que era La Tierra Prometida, y evidentemente estaban en lo cierto, apenas llegado, me recibieron unos amigos en un garito del centro de Palma, donde tomamos unas cañas y terminamos embriagados, mas por el denso ambiente que se respiraba a fumata, que por las birras. Yo, que venía de una ciudad donde fumarse un porro era penado con la cárcel, o con una ligera dádiva hacia la ley que según el delito variaba en cantidad. También vi que había mujeres amigas de mis amigos, algo totalmente prohibido en mi ciudad natal, Rosario, donde tener amigas es síntoma peligroso de posible adicción a la utilización de tacones y pintalabios.
Con el tiempo me dí cuenta que los mallorquines, una especie en peligro de extinción por culpa de una desmedida libertad del PP para la entrada en este habitad de otras especies con un hambre devorador, son los "dueños" del lugar, pero no de la voluntad y evolución del sitio, y  ellos, consientes de esto y sabiendo la desventaja en cantidad de su contienda con los intrusos, siendo muy territoriales, sacan su arma predilecta, la lengua catalana, que les va permitiendo respirar el aire que debe compartir con los intrusos.
En sus principios, eran famosos por su intrepidez para utilizar la honda, lo cual me hace pensar que el Rey David, tal vez era descendiente balear, pero volviendo a su arma actual, gentilmente cedida y compartida con los catalanes, la utilizan en casos puntuales, como hablar con la poli local, o para hacer trámites o cuando se cruzan con otro de su misma especie, ya que son fácilmente reconocibles por un acento, que a diferencia de los yankees que hablan siempre como si estuvieran constipados, los mallorquines en su forma de hablar denotan una especie de constipación , pero no en la nariz, y no sean mal pensados, estoy hablando de la garganta, para ser más descriptivo, como si tuvieran una patata un poquito por encima de las cuerdas vocales. Como entenderán, su arma no es muy dañina, lo cual demuestra que son territoriales, pero a la vez pacíficos, con la añoranza que alguna vez le vuelvan a decir a su territorio, La Isla de la Calma, y es verdad, solo buscan una vida sin sobresaltos al igual que nosotros los intrusos, lo único que nosotros no la añoramos porque nunca la tuvimos, y es por eso vinimos a La tierra Prometida.
He trabajado con franceses, comparto piso con ucranianos, he salido de juerga con ingleses, he hecho vida familiar con italianos, he comprado en tienda de dueños chinos, tengo amigos argentinos y uruguayos que no se dejan distinguir en el casco antiguo, solo hasta que hablan, he conocido mallorquines con ascendencia andaluza, mallorquines judíos, mallorquines a secas, inmigrantes musulmanes, gitanos con guitarras de oro en el pecho, gitanos en chositas de cartón hablando rumano, he visto a los duques en su palacio y al rey vestido de navegante, ferias con subsaharianos vendiendo artesanías, colombianos y ecuatorianos trabajando en la construcción, españoles de derechas y de izquierdas compartiendo la crisis del ladrillo pero no la culpa, alemanes tomando birras en El Arenal, suecos de visita a La Catedral, en fin, si tomáramos la rosa de los vientos, no existe un punto cardinal del cual no haya arribado alguien a estas tierras, y lo que simplemente describo de una forma muy lineal, parece  el hervor del comienzo de una zona de conflicto infinito, encima a todo esto le debemos sumar en agosto la llegada de los italianos que se adueñan de las calles nocturnas con su voz fuertemente presencial. Pero como he dicho antes, todo este panorama, si lo analizara un sociólogo desde la distancia, tal vez pronosticaría como la zona de mayor probabilidad de conflicto nuclear, aun por sobre la zona del Tigris y el Eufrates, sin embargo es una zona calma, donde  niños de 4, 5 años, los de "ultima generación", supervisados por sus educadores, mostrándose tomados de la mano sin pudor, en toda gama de colores de piel y rasgos, van por la calle para visitar el Palacio de la Almudaina que comenzó siendo construido por árabes para ser terminado por romanos. Estoy seguro que entre todos estos niños, alguno se llamará Abraham y algún dia se dará a conocer, para enseñarnos que en Mallorca podemos vivir sin distinción de clases sociales, ni de razas, ni de colores políticos, en absoluta armonía y que la generosidad de los mallorquines para albergarnos a todos, será el claro ejemplo para que se expanda en todos los rumbos a todo el mundo, incluso la zona de medio oriente, donde sofocado el conflicto entre judios y musulmanes, entenderemos que el Génesis de la paz comenzó en esta tierra, Mallorca, La Tierra Prometida.


La rosa y el pescador
Todas las mañanas de verano, saliendo de mi casa a escasos metros de la riera, escucho el motor de Orión, la barca de mi amigo, quien la gobierna, quien la guía con tal sensibilidad como si el timón fuese al mando. Él siempre sale lentamente, sin mirar atrás, alejándose hacia su estado de solitaria felicidad que solo el mar le puede dar. Solo lleva sus dos cañas, que despliega una a cada banda, y no se porque, pero hoy es un día distinto, ya que lleva una rosa apoyada en la regala.
Con los años, me he dado cuenta que las cañas son la excusa para salir a la caza del sol rojizo que asoma nuevamente, para dorarle aun más su cara y sus manos, que con ayuda del tiempo, han curtido como si de cuero se tratase. Solo se protege con una gorra negra desilachada y desteñida con la sigla CK, que su nieto mayor le regaló ya hace más de 15 años.
Es imposible para él pensar en un día de sol sin el mar a su alrededor, para recordarle cuan dichoso es ante tanta inmensidad. Siempre habla del viento de la noche que le deja leves ondas que bailan con su barca al ritmo de un sordo blues.
Al mediodía, mi amigo seguramente dejó a Orión lista para mañana, como en todo el verano, para zarpar a marcha lenta en busca de su amigo.
Cuando volvía al atardecer, vi a su nieto, como casi siempre. En un pueblo tan pequeño, es muy difícil no verse con casi todos, y esta vez  noté en él cierta nostalgia en sus ojos, y cuando le pregunté como estaba, girando hacia el mar donde una insípida luna recién estaba saliendo, contestó solemne - triste, hoy hace un año que mi abuela se fue para siempre.


Naturaleza, libertad y respeto
Siempre que veo un delfín en el mar, no dejo de pensar en lo libre que es, tanto, que se viste de payaso cuando se acerca a un barco, y te regala una función de saltos, volteretas y deslizamiento al filo de la proa, rozándola como probando la tersura de la pintura.
A veces, pasan lentamente a escasos metros y solo te muestran su aleta dorsal, como aquel vecino que te muestra su mano para saludarte, pero que en el ánimo de su cara, se nota que no quiere hablar y solo te saluda por cortesía.
A veces solo te acompañan unos metros y se van raudamente en otra dirección, apurados hacia la lejanía para buscar alimento o tal vez para ir a su zona de descanso para activar mitad de cerebro para dormir y la otra para estar alerta.
Son sin dudas los reyes del mar, y como la saben, siempre se acercarán a tu barca de una u otra forma para que entiendas y aprendas que es la libertad, y que por favor, se la respetes.

Rumbo a la cabeza del Dragón
Down on me, está la isla de Dragonera y hacia ella vamos en la nave Galaxie a través de un mar calmo, celeste, mas que horizontal hasta que se choca con el muro de los acantilados de la Sierra de  Tramontana, formando una perpendicular perfecta donde se encuentran, la solidez de una roca férrea, con la morbidez del agua, que sin embargo, a través de la linea infinita del tiempo, le gana milímetros pegándole sin descanso, por y para siempre persistente.
La pequeña isla sigue ahí, rumbo sur, asomándose para mostrar su cabeza y ayudar al sol a hacer un atardecer perfecto, fundiéndose tierra, mar, fuego y éter, donde todo se simplifica al sentido de la vista en una calma absoluta que solo deja lugar a la contemplación.
Pronto llegaremos, pero el momento perdurará en nuestras almas por siempre. God Save Our Souls.


El Faro
Como los faros no van a implicar en nuestros pensamientos un sendero hacia el romanticismo, si ellos tienen  la suerte de ver como el mar se termina en el horizonte, de ver como el horizonte guarda el sol en el crepúsculo y se lo devuelve al alba, de ver tempestades, de ver la calma en todos sus azules, de ver un velero deslizándose sabiendo su rumbo, pero no su destino.
Trabajan, solo gratificados por ver la luna en una inmensa cúpula oscura, casi siempre con destellantes pequeñas estrellas mil veces más grandes que el sol.
Cuantas cosas han visto y cuantas veces los han visto a ellos en la lejanía de una luz que enciende y apaga incansable.
Todos tenemos un destino, pero solo cuando divisamos un faro, sabemos que el nuestro no es incierto.

Al ritmo de Moddy Waters
Que estará diciendo este negro con aspecto de bonachón y risa socarrona. Canta hablando y habla cantando, con una garganta y un timbre de voz que denotan los galones....... los galones de whisky que han pasado por ella.
Con esos blues (tristes), que desde el corazón dejan de serlo, dejan de ser tristes para alegrarte el corazón, porque en cualquier historia, si te llega hasta donde llega este señor, solo te queda la posibilidad de estar con el alma elevada y desde ese estado, la vida tiene un solo sentido y es hacia arriba, hacia la alegría, ups.....,se cortó, publicidad Spotify promocionando a Carlos Bautes, ¡como te pueden bajar de un hondazo mierda!
Ahora hablando de blues, vamos a subir un vídeo, El Blues del Wincofón, para alegrarnos desde Rosario.


La blogosfera

La verdad que hace 10 años, si a alguien le decías "en la blogosfera", seguramente te iban a contestar en la blogoqueeeee? Ahora con el aumento de información, herramientas, aplicaciones y demás yerbas, todo lo que sea Internet se expande a la velocidad del universo y ahora que lo digo se me ocurre un paralelismos entre ambos, porque la "teoría" de Big Bang dice que el universo comenzó de un punto que estalló y no dejó de expandirse jamás, ahora Internet comenzó de un caracter (bit) que se hicieron billones de billones de caracteres que siguen expandiéndose, la única diferencia fue que en Internet hubo un CREADOR.